LA HEROÍNA

• En contra de la creencia que limita el consumo de consumo de heroína a la población con alto nivel de marginalidad, el abuso de esta droga alcanza a todos los estratos sociales de nuestro país, si bien es cierto que la extensión de su consumo se produjo sobre todo en el grupo formado por varones jóvenes, de clase-baja y con problemas de integración social y laboral.
• La evolución del consumo de heroína permite cierto optimismo, ya que , en primer lugar su consumo se ha estabilizado e incluso se observa una cierta tendencia descendente entre los mas jóvenes y, en segundo lugar hay ya un significativo numero de heroinómanos que han conseguido abandonar el consumo gracias a las distintas modalidades terapéuticas.
• L a adicción a la heroína convierte a esta en el centro de la vida del adicto, el cual, establece una relación absorbente y excluyente que le hace perder el interés por las relaciones familiares, las personales, los estudios, el trabajo y, en general, por todo aquello que le rodea.
• Este desinterés a menudo implica también el abandono de unas pautas higiénicas mínimas, por lo que se eleva el riesgo de contraer enfermedades.
• La heroína se obtiene en el laboratorio a partir de la morfina.
• Aunque la rapidez del efecto depende de la vía de administración (inyectada, esnifada, inhalada o fumada), en cualquier caso, la heroína es un depresor del S.N.C. cuyo consumo produce alivio de la tensión y de la ansiedad, euforia placentera y sensación de bienestar y placidez.
• El consumo reiterado de heroína produce una tolerancia que lleva rápidamente a la necesidad de aumentar progresivamente la dosis para obtener los efectos iniciales.
• Tiene un gran poder adictógeno, por lo que sus consumidores tienen un elevado riesgo de convertirse en adictos.
• El síndrome de abstinencia es similar al de la morfina y se caracteriza por ansiedad insomnio, sudores y escalofríos, temblores, vómitos y diarrea. Esto síntomas duran de siete a diez días, pero no es realmente grave ni supone riesgo vital.